Control de Fusariosis en Trigo: Prevenir para Proteger el Rinde y la Calidad

La fusariosis de la espiga, causada principalmente por Fusarium graminearum, es una de las enfermedades más temidas en el cultivo de trigo. No solo puede generar pérdidas de rendimiento superiores al 50%, sino que también afecta la calidad comercial del grano por la presencia de micotoxinas como DON (deoxinivalenol), lo que conlleva penalizaciones económicas y riesgo para la salud animal y humana. En este artículo se presentan estrategias clave para prevenir su aparición y minimizar su impacto.

¿Cómo se manifiesta la fusariosis?

La enfermedad se desarrolla principalmente en las espigas, donde provoca el secado prematuro de espiguillas, decoloración blanquecina o rosada y, en casos severos, el aborto parcial o total del grano. A diferencia de otras enfermedades foliares, la fusariosis daña directamente el órgano reproductivo, afectando el número de granos, su peso y su sanidad.

Factores que favorecen su aparición

  • Lluvias frecuentes o lloviznas persistentes durante floración.

  • Alta humedad relativa (superior al 80%).

  • Temperaturas entre 15 °C y 30 °C.

  • Presencia de rastrojo de maíz o trigo sin descomponer.

  • Uso de variedades susceptibles y siembra continua.

Estrategias para su manejo preventivo

1. Elección de variedades tolerantes

Aunque no existen variedades inmunes, algunas tienen mayor tolerancia genética a Fusarium. Es fundamental consultar resultados de ensayos locales y priorizar genotipos con buen comportamiento sanitario en espiga.

2. Manejo del rastrojo

El rastrojo de cultivos como maíz y trigo actúa como reservorio del patógeno. Para reducir la carga de inóculo, se recomienda:

  • Rotar con cultivos no hospedantes.

  • Distribuir y descomponer adecuadamente el rastrojo.

  • Considerar labranzas superficiales si la presión es alta.

3. Momento de siembra

Evitar siembras muy tardías que lleven la floración a períodos de alta humedad y lluvias frecuentes. Ajustar la fecha de siembra puede evitar el cruce con el período crítico de mayor riesgo.

4. Monitoreo y pronósticos climáticos

La observación diaria de condiciones ambientales durante encañado y floración permite anticipar aplicaciones preventivas. Muchos modelos climáticos y herramientas digitales emiten alertas específicas de riesgo de fusariosis.

5. Aplicación de fungicidas específicos

Los triazoles (como tebuconazole y metconazole) aplicados en espigazón o inicio de floración pueden reducir significativamente la infección. La cobertura uniforme y la calidad de aplicación son determinantes del éxito.

6. Uso de coadyuvantes

En aplicaciones sobre espiga, los coadyuvantes ayudan a que el fungicida llegue de manera efectiva a todas las espiguillas. Es recomendable utilizar formulaciones diseñadas específicamente para espigamiento.

Efectos sobre la calidad y la comercialización

La presencia de micotoxinas, especialmente DON, puede limitar la comercialización del grano. En algunos casos, se impide su uso para consumo animal o humano. Por eso, controlar la fusariosis no es solo proteger el rinde, sino también la calidad y el valor del producto final.

Casos reales

En el sudeste bonaerense, una aplicación oportuna de triazoles en floración redujo en un 75% la incidencia de fusariosis y permitió comercializar el grano sin penalizaciones. En la región núcleo, un productor ajustó la fecha de siembra y aplicó un programa de manejo de rastrojo, disminuyendo la presión del patógeno y estabilizando los rindes durante tres campañas consecutivas.

Conclusión

La fusariosis en trigo es una enfermedad compleja, pero manejable con anticipación y planificación. Elegir variedades tolerantes, aplicar fungicidas en el momento adecuado, monitorear el clima y reducir la fuente de inóculo son pilares clave. En zonas con antecedentes, no prevenir puede costar caro, tanto en kilos como en calidad. Prevenir no solo protege la espiga, también resguarda la rentabilidad del negocio.