Enfermedades de Fin de Ciclo en Soja: Impacto y Control Efectivo
Las enfermedades de fin de ciclo (EFC) en soja constituyen una de las principales amenazas para la productividad del cultivo en Argentina y otras regiones de Sudamérica. A diferencia de otras enfermedades que atacan en estadios iniciales, las EFC aparecen en etapas avanzadas del desarrollo, cuando el cultivo ya ha definido su arquitectura foliar y está en plena fase de llenado de granos. Su aparición en momentos críticos puede generar pérdidas superiores a los 500 kg/ha si no se las controla adecuadamente.
Principales enfermedades de fin de ciclo
Mancha marrón (Septoria glycines)
Es la EFC más común. Se presenta como pequeñas manchas marrones en las hojas basales, que luego se tornan necróticas y se expanden hacia el tercio medio de la planta. Aumenta su severidad con temperaturas cálidas y lluvias frecuentes.
Tizón de la hoja (Cercospora kikuchii)
Produce lesiones púrpuras y necrosis en hojas y pecíolos. También puede afectar vainas y semillas, generando la “mancha púrpura de la semilla”. Su daño es más visible en campañas húmedas y en materiales susceptibles.
Mancha ojo de rana (Cercospora sojina)
Caracterizada por lesiones circulares con centro claro y borde oscuro, parecidas a un ojo de rana. Aunque menos frecuente, puede alcanzar niveles epidémicos en años lluviosos.
Mancha anillada (Phaeoisariopsis personata)
Con síntomas similares a la mancha marrón, suele detectarse cuando la defoliación es avanzada. Es favorecida por ciclos húmedos y temperaturas templadas.
Factores que aumentan su incidencia
Siembra continua de soja sobre rastrojo infectado.
Alta densidad de plantas y follaje cerrado.
Campañas húmedas con baja amplitud térmica.
Uso de variedades susceptibles.
Falta de rotación de cultivos.
Estrategias de manejo
Monitoreo y diagnóstico temprano
Las EFC suelen ser silenciosas al inicio, por lo que es fundamental realizar monitoreos desde R2 (inicio de floración) en adelante. Identificar los primeros síntomas permite aplicar medidas preventivas con mayor eficacia.
Uso de variedades tolerantes
Aunque no existen variedades completamente inmunes, muchas han demostrado tolerancia parcial. La elección de genotipos debe estar basada en información regional y antecedentes sanitarios del lote.
Aplicación de fungicidas
El momento óptimo para aplicar fungicidas contra EFC es entre R3 (inicio de formación de vainas) y R5 (inicio de llenado de granos). Las mezclas de triazoles con estrobilurinas son las más recomendadas. Es clave lograr una buena cobertura foliar.
Rotación de cultivos
Incluir gramíneas como trigo o maíz en la rotación reduce el inóculo en el rastrojo. Esta práctica también mejora la estructura del suelo y la eficiencia del sistema productivo.
Manejo del rastrojo y densidad de siembra
Distribuir el rastrojo uniformemente y evitar siembras con densidad excesiva contribuye a disminuir la humedad interna del canopeo, desfavoreciendo el desarrollo de patógenos.
Casos de éxito
En el norte de Buenos Aires, un productor aplicó una mezcla de triazol + estrobilurina en R3 y logró reducir en un 40% la defoliación por mancha marrón, ganando más de 450 kg/ha respecto a los testigos. Otro caso en Entre Ríos combinó monitoreo, elección de variedad tolerante y aplicación en R4, logrando una soja más sana y mejor compensación de vainas.
Conclusión
Las enfermedades de fin de ciclo en soja son una amenaza silenciosa pero controlable. Su impacto puede minimizarse mediante una estrategia integrada que combine monitoreo, genética, fungicidas, manejo del rastrojo y rotación de cultivos. Prevenir a tiempo es clave para proteger el potencial de rendimiento y asegurar campañas más estables y rentables.