Aplicación Estratégica de Fungicidas: Cuándo, Cómo y Por Qué Intervenir

El uso de fungicidas en cultivos como trigo y soja es una de las herramientas más importantes del manejo sanitario. Sin embargo, su aplicación debe ser estratégica y basada en criterios técnicos sólidos. Aplicar por calendario o “por las dudas” puede llevar a un uso ineficiente, costos innecesarios y, peor aún, generar resistencia en los patógenos. Este artículo aborda los principios clave para una aplicación efectiva, sostenible y económicamente rentable.

¿Cuándo aplicar fungicidas?

Basado en el monitoreo

El momento ideal para intervenir con fungicidas se define a partir del monitoreo sanitario. La aparición de los primeros síntomas en hojas inferiores o condiciones climáticas altamente predisponentes deben activar las alertas.

Umbrales de daño económico

Cada enfermedad tiene un umbral de incidencia sobre el cual la aplicación es rentable. Por ejemplo:

  • Roya amarilla: aplicar si se detecta en más del 10% de las hojas en macollaje.

  • Mancha amarilla: intervenir si cubre más del 25% del área foliar en hoja bandera.

  • EFC en soja: aplicar entre R3 y R5 si hay condiciones húmedas y lotes con historial de enfermedad.

Momentos críticos del cultivo

Hay momentos en los que la planta es especialmente sensible:

  • En trigo, hoja bandera y espigazón son momentos clave.

  • En soja, los estadios reproductivos (R3 a R5) definen el potencial de rendimiento.

¿Qué tipo de fungicidas elegir?

Fungicidas preventivos

Actúan sobre el hongo antes de que ingrese al tejido vegetal. Son ideales para aplicar en momentos de alta humedad y temperaturas favorables, pero antes de que aparezcan los síntomas.

Fungicidas curativos

Tienen acción translaminar o sistémica y pueden frenar infecciones incipientes. Útiles si ya se observan síntomas en hojas inferiores.

Mezclas multisitio

Combinan modos de acción para ampliar el espectro y evitar resistencias. Las formulaciones que integran triazoles, estrobilurinas y SDHI son actualmente las más efectivas.

Buenas prácticas en la aplicación

1. Condiciones ambientales

No aplicar con temperaturas superiores a 28 °C ni con vientos mayores a 15 km/h. La cobertura y la persistencia del producto se ven afectadas.

2. Volumen de agua

  • Trigo: 100 a 150 l/ha

  • Soja: 150 a 200 l/ha

El volumen debe ajustarse según el estado fenológico y el tamaño del canopeo.

3. Tecnología de aplicación

Boquillas correctas, presión adecuada y buena calibración aseguran una distribución uniforme. El uso de coadyuvantes puede mejorar la adherencia y penetración del producto.

4. Alternancia de modos de acción

Evitar repetir el mismo ingrediente activo en campañas consecutivas o dentro de la misma campaña si se realizan múltiples aplicaciones. Esto reduce el riesgo de resistencia fúngica.

Costos vs beneficios

Si bien los fungicidas representan un costo importante, su uso racional puede generar aumentos de rinde entre 400 y 1500 kg/ha en trigo y entre 200 y 600 kg/ha en soja. La clave está en aplicar donde y cuando realmente sea necesario.

Casos exitosos

En el sudeste de Buenos Aires, un lote de trigo tratado con una mezcla triple en hoja bandera + floración redujo un 60% la incidencia de roya anaranjada y mancha amarilla, aumentando 1.100 kg/ha respecto a testigos sin tratar.

En Santa Fe, productores de soja que aplicaron fungicidas entre R3 y R4 con buena cobertura evitaron defoliaciones por tizón púrpura y lograron una mejor sanidad en el llenado de granos.

Conclusión

Los fungicidas son una herramienta valiosa, pero deben usarse con criterio. Su eficacia depende del momento de aplicación, la selección del producto adecuado y una correcta técnica. Integrar su uso dentro de un plan de manejo sanitario que incluya monitoreo, genética resistente y prácticas culturales es el camino hacia una agricultura más eficiente y sostenible.